En junio de 2018, el Santo Padre Francisco envió, a través del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, una contribución de 100.000 dólares para socorrer a las poblaciones afectadas por la erupción del “Volcán de Fuego” en Guatemala.
Esta suma quiere ser una expresión inmediata del sentimiento de cercanía espiritual y aliento paterno del Papa a las poblaciones afectadas.
En colaboración con la Nunciatura Apostólica del país, la ayuda enviada se repartió entre las diócesis más golpeadas por el desastre y se utilizó en obras de asistencia a las personas y a los territorios afectados por la erupción.
La contribución, acompañada por la oración, en apoyo de la amada población guatemalteca, es parte de las ayudas que se están activando en toda la Iglesia Católica y que involucran, además de a diversas Conferencias Episcopales, también a numerosos organismos de caridad.
Según estimaciones todavía no definitivas, la erupción afectó a más de 1.700.000 personas, obligando a la evacuación de sus hogares a unas 13.000 personas y causando más de un centenar de víctimas y alrededor de sesenta heridos, así como ingentes daños materiales.