La creación del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral coincidió providencialmente con el 50º aniversario de la publicación de la Carta Encíclica Populorum Progressio (26 de marzo de 1967) que, al desarrollar la visión cristiana de la persona humana, introdujo la noción de desarrollo humano integral y vio, además, en el desarrollo, el nuevo nombre de la paz.
En la sociedad globalizada e hipertecnológica, a estos dos términos de la ecuación (desarrollo y paz) hay que sumarles con urgencia un tercero: ¡el desarme! En efecto, no se puede concebir una paz auténtica y duradera sin el desarrollo de todas las personas y de todos los pueblos. Y no se puede realizar una reducción de los armamentos, si antes no se elimina la raíz de la violencia, o sea, si antes el hombre no se orienta decididamente a la búsqueda de la paz, de lo bueno y de lo justo.
Mediante esta Conferencia “Perspectivas para un mundo libre de armas nucleares y para el desarme integral”, que se celebró del 10 al 11 de noviembre de 2017, en el Aula Nueva del Sínodo en el Vaticano, el nuevo Dicasterio quiso dar a conocer la misión de la Iglesia al servicio de los tres términos antes mencionados: desarrollo, paz, desarme.
El Simposio fue también una oportunidad para reiterar y desarrollar la posición de la Santa Sede sobre este asunto, confirmando además la importancia del diálogo ecuménico e interreligioso: la Santa Sede, de hecho, anima al desarme nuclear definitivo y total, sobre la base de las siguientes consideraciones que siguen (y que están recogidas) en el Mensaje del Santo Padre Francisco a la primera sesión de la Conferencia de Nueva York, 27-31 de marzo de 2017.
Para profundizar:
DISCURSO DEL SANTO PADRE A LOS PARTICIPANTES