Con motivo de la visita a Limina de los Obispos de Venezuela, Su Excelencia Monseñor Besabe, Obispo de San Felipe, habla sobre el concepto de desarrollo humano integral y su aplicación práctica en la sociedad venezolana, en este momento de grave crisis.
En este país, la Iglesia católica está presente a través de 9 Arquidiócesis metropolitanas, 26 diócesis sufragáneas, 3 vicariatos apostólicos, 1 Ordinariato militar y 2 exarcados apostólicos del rito oriental.
La Conferencia Episcopal de Venezuela se encuentra entre los miembros del CELAM, el Consejo Episcopal de América del Sur.
En un país fuertemente marcado por la pobreza, la violencia, la corrupción y la inseguridad y por las tensiones políticas y sociales, la Iglesia venezolana trabaja firmemente para restablecer el diálogo -invocado en varios llamamientos también por el Papa Francisco- entre el ejecutivo y la oposición: un requisito esencial para sacar al país de la grave crisis económica y humanitaria en que se ha hundido en los últimos años.
La Iglesia de Venezuela también está comprometida con la protección de la libertad de expresión; con la defensa de los derechos fundamentales de los presos, con especial atención a los presos políticos; con el diálogo entre los diferentes componentes sociales; contra todas las formas de violencia, represión y violación de los derechos humanos; y contra la explotación minera excesiva que destruye el Amazonas y pone en riesgo la supervivencia de los pueblos indígenas.
Los Obispos que visitan Liminina también llaman la atención sobre la grave situación social, que ve una escasez generalizada de alimentos y medicamentos en el país, que afecta especialmente a los ancianos, los enfermos, los niños y las mujeres embarazadas. Miles de niños menores de 5 años sufren de desnutrición aguda.
La Iglesia venezolana muestra una caridad virtuosa y heroica a través de ejemplos como el de Madre Carmen Rendiles Martínez, fundadora de la Congregación de las Hermanas Esclavas de Jesús, beatificada en junio de 2018.