Esta mañana se celebró la celebración del 105º Día Mundial de los Migrantes y Refugiados (GMMR), titulado "No se trata solo de los migrantes".
En la Plaza de San Pedro, el Papa presidió una misa especial para todas las personas vulnerables en movimiento. Posteriormente, se inauguró una escultura de tamaño natural del artista canadiense Timothy P. Schmalz, llamado "Ángeles desprevenidos", que representa a un grupo de migrantes y refugiados de diferentes orígenes culturales y raciales y diferentes períodos históricos.
A la celebración, organizada por la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Umano Integral y preparada a través de una campaña de comunicación específica, asistieron el Prefecto del Dicasterio, el Cardenal Peter Turkson, junto con los Subsecretarios de la misma Sección, P. Michael Czerny, SJ y P. Fabio Baggio, CS.
El Mensaje para el Día Mundial se presentó el 27 de mayo de 2019 en la Sala de Prensa del Vaticano. En esa ocasión, el papa Francisco había escrito:
"Las sociedades económicamente más avanzadas desarrollan en su seno la tendencia a un marcado individualismo que, combinado con la mentalidad utilitarista y multiplicado por la red mediática, produce la “globalización de la indiferencia”. En este escenario, las personas migrantes, refugiadas, desplazadas y las víctimas de la trata, se han convertido en emblema de la exclusión porque, además de soportar dificultades por su misma condición, con frecuencia son objeto de juicios negativos, puesto que se las considera responsables de los males sociales. La actitud hacia ellas constituye una señal de alarma, que nos advierte de la decadencia moral a la que nos enfrentamos si seguimos dando espacio a la cultura del descarte. De hecho, por esta senda, cada sujeto que no responde a los cánones del bienestar físico, mental y social, corre el riesgo de ser marginado y excluido".