El Papa Francisco ha firmado en Asís, este 3 de octubre de 2020 su tercera Encíclica "Fratelli Tutti".
Esta tercera Encíclica del Papa Francisco, "sobre la fraternidad y la amistad social" propone la fraternidad y la amistad social como los caminos indicados para construir un mundo mejor, más justo y pacífico, con el compromiso de todos: personas e instituciones. La Encíclica está en continuidad con el anterior Laudado si' del 2015, en el que el Santo Padre -después de denunciar los males que afligen a la Casa Común también a causa del hombre- propone la Ecología iIntegral como instrumento de amor y respeto a todos (y entre todos) y a la creación. En "Fratelli Tutti" el Papa destaca que en la casa común todos vivimos como una familia y propone acciones concretas para restaurar el mundo y superar los males generados por la crisis de la pandemia, que ahora se ha convertido en una crisis sanitaria, económica, social y política: la paz, porque ningún trabajo será posible si las naciones y los pueblos siguen luchando entre sí; el diálogo, porque cada uno encuentra su plenitud en el otro; el fortalecimiento del multilateralismo y el no a todo tipo de guerra; la lucha contra la globalización de la indiferencia y la promoción de la inclusión social.
Como dijo el Papa Francisco el domingo 4 de octubre de 2020, cuando presentó al mundo durante el Angelus, "la nueva encíclica, Fratelli tutti sobre la fraternidad y la amistad social. Se la ofrecí a Dios en la tumba de San Francisco, en quien me inspiré como en la anterior Laudato si'. Los signos de los tiempos muestran claramente que la fraternidad humana y el cuidado de la creación son el único camino hacia el desarrollo integral y la paz como ya indicaron los santos papas Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II. ".
Está claro el mensaje de inclusión que la Encíclica quiere resaltar y proponer desde las primeras líneas. En efecto:
1. «Fratelli tutti»[1], escribía san Francisco de Asís para dirigirse a todos los hermanos y las hermanas, y proponerles una forma de vida con sabor a Evangelio. De esos consejos quiero destacar uno donde invita a un amor que va más allá de las barreras de la geografía y del espacio. Allí declara feliz a quien ame al otro «tanto a su hermano cuando está lejos de él como cuando está junto a él»[2]. Con estas pocas y sencillas palabras expresó lo esencial de una fraternidad abierta, que permite reconocer, valorar y amar a cada persona más allá de la cercanía física, más allá del lugar del universo donde haya nacido o donde habite.
2. Este santo del amor fraterno, de la sencillez y de la alegría, que me inspiró a escribir la encíclica Laudato si’, vuelve a motivarme para dedicar esta nueva encíclica a la fraternidad y a la amistad social. Porque san Francisco, que se sentía hermano del sol, del mar y del viento, se sabía todavía más unido a los que eran de su propia carne. Sembró paz por todas partes y caminó cerca de los pobres, de los abandonados, de los enfermos, de los descartados, de los últimos.
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