Hoy, 22 de abril, celebramos el Día de la Tierra reflexionando sobre la Ecología Integral y el poder regenerativo de los sistemas alimentarios, y lo hacemos con la FAO y el Future Food Institute.
Inspirados por la encíclica Laudato si' y alineados con las prioridades de Ecología y Alimentación de la Comisión Vaticana Covid-19, el Prefecto, Cardenal Peter K. A. Turkson, la subsecretaria Sor Alessandra Smerilli y el Coordinador del área de Ecología y Creación y del "Grupo de Trabajo de Ecología" de la Comisión Vaticana Covid-19, el P. Joshtrom Isaac Kureethadam participaron en el encuentro "Food for Earth" (#Food4Earth), en lo que ha sido el más importante webinar-maratón de 24 horas sobre el poder regenerativo de los sistemas alimentarios.
En su intervención y video-mensaje, el Cardenal Turkson se preguntó: "Se producen suficientes alimentos para alimentar a todos los habitantes del planeta, así que ¿por qué algunas personas tienen acceso a alimentos saludables y otras no?". Señaló que "el sistema alimentario actual dominante no está garantizando la seguridad alimentaria para todas las personas y que el Covid-19 ha revelado y tensado aún más este sistema "roto". La estimación actual es que la pandemia casi duplicará el hambre aguda en todo el mundo y con las personas más pobres y vulnerables desproporcionadamente afectadas, obstaculizando su capacidad de prosperar plenamente y contribuir a un nuevo horizonte y solucionar todo esto es una cuestión de justicia: eliminar el hambre es un imperativo moral y vital para promover el desarrollo humano integral".
El cardenal Turkson animó en su videomensaje a "construir una recuperación justa y sostenible después de la Covid-19 transformando profundamente el sistema alimentario mundial. Esto será una enorme contribución para garantizar la seguridad alimentaria para todos y para desarrollar una agricultura resiliente que responda a la crisis climática y de la biodiversidad".
El cardenal propuso hacer esto de la siguiente manera:
1.- Contemplando todo el sistema alimentario, desde la granja hasta la mesa, desde la producción hasta el consumo de distribución y la gestión de residuos, para garantizar un enfoque holístico que tenga en cuenta las dimensiones económica, medioambiental, social y sanitaria de los alimentos. Eso incluye un profundo compromiso con la educación hacia el consumo de alimentos.
2.-Poniendo en el centro del debate las necesidades de las comunidades más vulnerables del mundo; las voces de los pequeños agricultores -que alimentan a la mayor parte de los pueblos del mundo y entre ellos a muchas mujeres- deben tener un espacio para aportar su experiencia, sus conocimientos y su valentía de luchar cada día por el derecho a la alimentación para todos (LS, 129).
3.-Promoviendo y apoyando modelos sostenibles de sistemas alimentarios como la agroecología, para alejarse de un modelo que amenaza la producción agrícola y la seguridad alimentaria presente y futura, al tiempo que se cumple el objetivo a largo plazo de 1,5°C y se contribuye a la plena realización del derecho a la alimentación.
4.- Garantizando el apoyo financiero adecuado y la voluntad política al más alto nivel para respaldar esta transformación del sistema alimentario, especialmente hoy en día en el contexto de los planes de recuperación y la crisis climática que estamos viviendo.
Por su parte, el P.adre Josh que también participó por medio de un video- mensaje, ha querido reflexionar sobre la importancia de la alimentación con la perspectiva de Laudato si'. Nos recuerdóp que "desgraciadamente, la seguridad alimentaria es un problema y tenemos que trabajar para garantizar la seguridad alimentaria para todos".
Haciendo una comparación con la Eucaristía, añadió que "cuando comemos juntos, formamos una comunidad, Laudato si' habla de la Tierra como nuestra "casa común". Y si vivimos en una casa común, estamos en una "familia común" y no podemos permitir que tantos millones de nuestros hermanos y hermanas que son miembros de nuestra familia común se acuesten con hambre. No tienen seguridad alimentaria". Citando a un teólogo jesuita muy conocido, Samuel Ryan, "Sin pan para todos, ¿podemos celebrar la Eucaristía?", repitió esta pregunta de forma general: "Sin seguridad alimentaria, sin comida para todos, ¿podemos ser realmente una familia común que vive junta en nuestra "casa común"?"
Por último, la Subsecretaria, Sor Alessandra Smerilli, participó en directo en el panel titulado "Retos y soluciones para un futuro mejor", que se centró en las experiencias, las mejores prácticas, los retos y las soluciones responsables de un tercio de las emisiones mundiales de GEI cada año, el equivalente a 18 toneladas de dióxido de carbono: la cadena de suministro de alimentos. La diversidad y la cantidad de subsistemas implicados en una única y básica acción, como es comer, implica que para afrontar el cambio climático es crucial establecer nuestra relación con los alimentos y los recursos utilizados para producirlos como base de la estrategia contra el mismo.
Smerilli señaló que "nuestros actuales sistemas alimentarios están impulsando el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la inseguridad del agua, la contaminación del suelo y del agua, y otros problemas medioambientales". Explicó que "todos los aspectos de la seguridad alimentaria se ven potencialmente afectados por el cambio climático, incluyendo el acceso a los alimentos, su utilización y la estabilidad de los precios". Justo ayer, el Programa Mundial de Alimentos publicó datos alarmantes: la degradación de la tierra y la pérdida de fertilidad del suelo afectan a 3.200 millones de personas y amenazan la seguridad alimentaria de una parte creciente de la población. Una vez más, los más pobres y vulnerables están entre los que pagan el precio más alto".
Como coordinadora del Grupo de Trabajo centrado de Economía de la Comisión Vaticana de Covid-19, explicó cómo "la pandemia ha puesto especialmente de manifiesto la difícil situación de los pobres y la gran desigualdad que reina en el mundo. Esta es la razón por la que el Papa creó esta Comisión, para desarrollar respuestas y políticas hacia una recuperación sostenible después de Covid-19 para todos, no sólo para unos pocos privilegiados". El hambre, como dijo el Papa Francisco, "es un crimen; la comida es un derecho inalienable".
Explicó cómo la Comisión Vaticana Covid-19 sugiere tres amplios cambios en el sistema alimentario para proteger nuestra casa común mientras se lucha contra el hambre y la malnutrición:
1) Reforzar las cadenas de suministro y distribución de alimentos resistentes. Reforzar las cadenas de suministro de alimentos, tanto a nivel local como internacional; garantizar las infraestructuras para conectar a los pequeños agricultores con los mercados locales y nacionales para fortalecer las comunidades locales; reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en todas las fases del ciclo del sistema alimentario ("de la granja a la mesa"), para reducir el desperdicio de alimentos y la vulnerabilidad a los choques externos (como por ejemplo la actual pandemia COVID-19 o la crisis financiera de 2007-2008).
2) Reducir la concentración del poder del mercado. Uno de los mayores problemas de la distribución de alimentos es la concentración del poder de mercado en un puñado de operadores. Por ejemplo, unos pocos imperios industriales dominantes controlan aproximadamente el 60% de las transacciones comerciales en el comercio de semillas y productos químicos. Asimismo, casi el 70% de los beneficios del comercio mundial de productos agrícolas se concentra en manos de unas pocas empresas (Oxfam). Este poder de mercado se traduce en salarios insuficientes para quienes trabajan en el sector alimentario.
3) Transformar nuestros sistemas alimentarios hacia vías más sostenibles: Promover un modelo circular de producción y un uso eficiente de los recursos; potenciar los conocimientos y prácticas locales para garantizar una mejor protección de la biodiversidad, de acuerdo con los sistemas alimentarios locales, y promover el uso sostenible de las tierras y los océanos.
Por último, Sor Alessandra Smerilli recordó que es necesario responder a la "crisis del cuidado" con una "cultura del cuidado" (palabras del Papa Francisco y de su última encíclica "Fratelli tutti") y crear una forma de fomentar la solidaridad internacional con el objetivo de garantizar la seguridad alimentaria.