"En cada época, la paz es tanto un don de lo alto como el fruto de un compromiso compartido. Existe, en efecto, una “arquitectura” de la paz, en la que intervienen las distintas instituciones de la sociedad, y existe un “artesanado” de la paz que nos involucra a cada uno de nosotros personalmente. [3] Todos pueden colaborar en la construcción de un mundo más pacífico: partiendo del propio corazón y de las relaciones en la familia, en la sociedad y con el medioambiente, hasta las relaciones entre los pueblos y entre los Estados". Así se dice en uno de los párrafos del 55° Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz que se celebrará tradicionalmente el próximo 1 de enero y que ha sido presentado hoy en Rueda de Prensa en la Sala de Prensa de la Santa Sede.
El Cardenal Peter Turkson, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, la Hna. Alessandra Smerilli, Secretaria ad interim del Dicasterio, el Padre Fabio Baggio, Subsecretario de la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio, y el Dr. Aboubakar Soumahoro, Presidente de la "Lega Braccianti" y portavoz de "Invisibili in Movimento."
Haciéndose eco de las palabras del Santo Padre y refiriéndose a la Encíclica Fratelli tutti,, el Cardenal Turkson ha asegurado que "a pesar de los obstáculos, las diferencias y las distintas perspectivas sobre cómo lograr una convivencia pacífica", la necesidad de involucrar a la gente común, a las comunidades más olvidadas, en el proceso de paz "nos llama a perseverar en la lucha por promover una cultura del encuentro". Esto requiere situar en el centro de toda actividad política, social y económica a la persona humana, que goza de la máxima dignidad, y el respeto al bien común". (Fratelli tutti, 231) .
"Los jóvenes proponen una alianza para dar respuestas al grito de la tierra y de los pobres, para promover condiciones de trabajo dignas para todos" porque "no hay justicia sin empleos justos, sin trabajo para todos, sin empleos dignos y respetuosos para todos" observó la Hna. Smerilli. A continuación, el secretario ad interim definió el trabajo como "expresión de nuestra identidad y dignidad, de nuestra vocación social y relacional, de nuestro cuidado y cultivo de la tierra, con Dios y con los demás", anunciando el compromiso del Dicasterio en el próximo año sobre el tema del trabajo. A continuación, pidió "volver a poner el cuidado, expresión del principio de fraternidad, en el centro del pacto social".
Para el padre Baggio, "el mundo es nuestra casa común, el único hogar posible para nuestra familia común. Y tanto la familia común como la casa común siempre pierden cuando se producen guerras en su seno. Los gobernantes que piensan que pueden resolver los problemas con conflictos armados pertenecen al pasado, no al futuro".
Por último, Aboubakar Soumahoro subrayó la necesidad de "lanzar una revolución espiritual capaz de entrar en la dinámica de la vida real, también para reconstruir el sentido de pertenencia a la misma comunidad humana". Hay que "devolver la esperanza", concluyó, "y no exasperar el sufrimiento, uniendo y federando a personas que son diferentes pero que comparten necesidades y sueños comunes".
[1] Cfr Lett. enc. Fratelli tutti (3 ottobre 2020), 231.