«Sabed que no estáis solos y que no estáis olvidados. Vuestro trabajo en el mar a menudo os mantiene alejados, pero estáis presentes en mi oración y en mi mente, así como en la de los capellanes y voluntarios de Stella Maris». Así recordaba el Papa Francisco, en su Mensaje a los participantes en el XXV Congreso Mundial de Stella Maris, que se celebró en Glasgow del 2 al 5 de octubre, las palabras que dirigió a los marinos con ocasión del centenario del Apostolado del Mar, el 4 de octubre de 2020.
Dirigiéndose a los delegados reunidos en la ciudad portuaria escocesa, el Santo Padre expresó su gratitud por «el testimonio de fe y los innumerables actos de gentileza y de caridad demostrados por tantos capellanes y voluntarios, durante el pasado siglo, a los que trabajan duramente en nuestros mares y nuestras aguas navegables». A continuación, señaló que en su labor de servicio a personas de «nacionalidades y tradiciones religiosas diferentes», Stella Maris responde al mandato del Señor de «id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación» (Mc 16,15), recordando también que «gran parte del ministerio de Jesús se desarrolló sobre y en torno a una pequeña pero vital extensión de agua —el Mar de Galilea— y que algunos de sus primeros discípulos fueron pescadores», convirtiéndose más tarde «en pescadores de hombres».
El evento se inauguró con un videomensaje del Card. Michael Czerny, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, quien destacó el valor del servicio que el Apostolado del Mar viene realizando, desde sus inicios, en favor de los marinos y de sus familias, y en particular en los últimos años, marcados, primero, por el azote de la pandemia y, luego, por el conflicto en Ucrania, que han endurecido las condiciones de trabajo de la gente de mar, a menudo privados de sus derechos y dignidad. «La última vez que los capellanes y voluntarios de Stella Maris se reunieron en Glasgow», recordó, «fue en septiembre de 1938. El mundo estaba al borde de la devastadora Segunda Guerra Mundial. La época actual se caracteriza por niveles de tensión y de turbulencia similares, sin olvidar la pandemia del COVID-19 y las numerosas guerras, en Ucrania y en otros lugares. La pandemia del COVID-19 ha tenido un impacto devastador. Cuando el mundo se detuvo, la gente de mar activó la economía mundial».
Frente a la crisis que sigue asolando el mundo de los marinos y de los pescadores, el Card. Czerny reiteró la voluntad de Stella Maris de colaborar, más estrechamente, con los gobiernos, los sindicatos y la industria marítima, pidiendo un mayor esfuerzo para aplicar los Convenios de la OIT sobre el trabajo marítimo y el trabajo en la pesca. Por último, citando al Papa Francisco en su Encíclica Fratelli tutti, el Prefecto señaló que el respeto de los derechos humanos «es la condición previa para el desarrollo social y económico de un país. Cuando se respeta la dignidad de la persona humana y se reconocen y garantizan sus derechos, prosperan la creatividad y la interdependencia y la creatividad de la personalidad humana se libera a través de acciones que promueven el bien común».