El hecho de que el quinto aniversario de la encíclica coincida con otro momento crítico, el de una pandemia mundial, hace que el mensaje profético de la Laudato Si’ sea aún más significativo. La encíclica constituye una guía moral y espiritual para la creación del nuevo paradigma de un mundo más solidario, fraterno, pacífico y sostenible. Esta crisis es una oportunidad única para transformar la destrucción que nos rodea en una nueva forma de vivir: unidos en el amor, la compasión y la solidaridad, y en una relación más armoniosa con la naturaleza, nuestra casa común. La COVID-19 ha manifestado claramente lo profundamente conectados e interdependientes que estamos todos. Para comenzar a pensar en el mundo que vendrá después de la COVID, necesitamos un enfoque integral, “dado que todo está íntimamente relacionado, y los problemas actuales requieren una mirada que tenga en cuenta todos los factores de la crisis mundial”.
Para destacar la importancia de la Laudato Si’ en este período crucial, el Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral ha stablecido que desde el 21 de mayo de 2020 hasta el 24 de mayo de 2021 se celebre un año especial de aniversario de la Laudato Si’. Durante este año y el decenio sucesivo dispongámonos a vivir juntos una experiencia de verdadero Kairos que se traducirá en un tiempo de “Jubileo” para la Tierra, para la humanidad y para todas las criaturas de Dios. El año de aniversario comenzará con la Semana Laudato Si’ 2020, a partir del 16 de mayo, y proseguirá con varias iniciativas conjuntas realizadas con un claro énfasis en una “conversión ecológica en acción”. Todo el mundo está invitado a participar en la celebración de este aniversario. La urgencia de la situación requiere respuestas inmediatas, holísticas y unificadas en todos los niveles: local, regional, nacional e internacional. Centrándose especialmente en las comunidades de base, el Dicasterio apunta a un “movimiento popular” y a una alianza de todas las personas de buena voluntad. Como el Papa Francisco nos recuerda, “todos podemos colaborar como instrumentos de Dios para el cuidado de la creación, cada uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus capacidades (LS, 14).