La secretario del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, Sor Alessandra Smerilli, participó en la presentación de la tercera edición del “Premio Economía de la Fraternidad” ("Economia della Fratellanza") promovido por la Diócesis de Asís.
En el evento, que se llevó a cabo en la Filmoteca Vaticana el 5 de diciembre, participaron también Mons. Domenico Sorrentino, Obispo de la Diócesis de Assisi-Nocera Umbra-Gualdo Tadino e di Foligno; P. Giulio Albanese, director de la oficina de comunicación de la Diócesis de Roma y miembro de la comisión de evaluación del premio y Sor Roberta Arcaro, de las Hermanas Franciscanas Angelinas, entre otros.
En su intervención, Sor Alessandra Smerilli destacó que el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral (DSDHI) se alegra por esta iniciativa sobre San Francisco de Asís y el Beato Carlo Acutis para una economía de la fraternidad y recordó que desde hace años la Diócesis de Asís ha promovido “The Economy of Francesco” junto a muchos jóvenes del mundo para promover una nueva economía que “hoy puede y debe ser una economía amiga de la tierra, una economía de paz”, como lo dijo el Papa Francisco.
En esta línea, Sor Alessandra Smerilli recordó las palabras del Santo Padre que explicó que “ser economistas y empresarios 'de Francisco' significa necesariamente ser mujeres y hombres de paz: no darse paz por la paz".
Además, la secretario de este Dicasterio Vaticano indicó que seguramente en el importante aniversario de los 800 años de la regla franciscana “hay mensajes que siguen siendo actuales y que pueden inspirar una economía de la fraternidad” y citó la invitación del Papa Francisco que alentó a "ir por el mundo en 'fraternidad' y en 'minoridad' compartiendo la bienaventuranza de la pobreza, convirtiéndose en un signo evangélico elocuente y mostrando a nuestra época, por desgracia marcada por guerras y conflictos, por egoísmos de todo tipo y lógicas de explotación del medio ambiente y de los pobres, que el Evangelio es verdaderamente la buena noticia para la humanidad, a fin de que pueda encontrar la mejor orientación para construir una nueva humanidad”.
“Un premio no cambia el mundo, pero puede ayudar a apoyar ejemplos a imitar y buenas prácticas que, como pequeñas semillas, pueden hacer brotar campos floridos”, concluyó Sor Alessandra Smerilli.
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