Cada año, el segundo domingo de julio, se celebra el Domingo del Mar. Las comunidades católicas de todo el mundo rezan por quienes trabajan en el sector marítimo y por quienes se ocupan de ellos. Con este motivo, el Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, Cardenal Michael Czerny SJ, escribió un Mensaje a quienes trabajan en este sector, a los capellanes y a los voluntarios comprometidos en la pastoral del mar.
El Domingo del Mar es una ocasión para llamar la atención sobre uno de los sectores de los que se habla poco, pero que está en el centro de la vida de todos. Como señala el Prefecto en el Mensaje, “los marinos son esos miembros menos visibles de toda la humanidad. Sin embargo, a través de sus esfuerzos invisibles podemos satisfacer muchas de nuestras necesidades”. Esfuerzos que a menudo chocan con la injusticia, la explotación y la desigualdad. Por eso, la Iglesia acompaña y defiende a los trabajadores y, como afirma el Cardenal Czerny, “es maravilloso cuando los voluntarios, los capellanes y los miembros de las Iglesias locales en los puertos, que participan activamente en la pastoral de la gente de mar, defienden la dignidad y los derechos de los marinos”.
Es a través del mar como la Iglesia se formó y se extendió por todo el mundo. Zarpando y desembarcando en puertos lejanos, los Apóstoles y los misioneros llevaron la Buena Nueva hasta los confines de la tierra. La experiencia de entonces puede ser también una inspiración para la Iglesia de hoy porque, como señala el Cardenal, “la llegada de nuevas embarcaciones significaba más encuentros e intercambios, mayor apertura a las novedades y a las inmensas posibilidades que existían más allá de las costas locales”.
El Mensaje se dirige a los marinos de todas las procedencias y confesiones, porque quienes trabajan en el sector proceden de todos los países y profesan todas las religiones del mundo. El compromiso de la Iglesia es incluirlos sin distinción para crecer juntos en comprensión y solidaridad, de modo que “la gente de mar pueda sentirse parte de la Iglesia a dondequiera que vaya”.